lunes, 30 de marzo de 2020

Cuarentena (III)


Cada día, por la tarde, nos saltamos un poquito las normas, para ver qué tal está G. 

Nos ponemos mascarillas y no tocamos absolutamente nada de su casa, por si acaso. Nos plantamos de pie, en medio del salón, y charlamos un poco. L. le manda besos y abrazos en la distancia (el otro día le dijo "cuando esto se acabe, te voy a comer a besos"). 

Como siempre, G. se mantiene entretenida sin necesidad de quemar la TV. 

Está cosiendo gorros y mascarillas para el personal no sanitario que está trabajando en IFEMA, donde se ha montado un hospital de campaña para hacer frente al aluvión de enfermos que ya no caben en los hospitales de Madrid. 

Hoy estaba enfadada, porque en el chat de voluntarias que cosen gorros y mascarillas alguien ha mandado un vídeo ofensivo, con consignas medio fascistas. Lo entiendo perfectamente, porque a mí la mitad de las cosas que me mandan por WhatsApp y que veo en Facebook me dan ganas de invadir Polonia. 

Pero está bien. De salud física, quiero decir. De la otra, está como yo, como un gato enjaulado. 

Ya nos queda menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario