jueves, 19 de marzo de 2020

Cuarentena


Desde hace 9 días, los colegios y universidades de Madrid están cerrados. Desde hace 6 días, está vigente el estado de alarma decretado por el gobierno y no podemos salir a la calle salvo para comprar alimentos o medicinas. 

Un virus nuevo, muy contagioso y potencialmente peligroso para las personas con problemas respiratorios, ha provocado la mayor crisis sanitaria, y probablemente económica, que hemos vivido hasta ahora las personas de mi generación (y las más jóvenes).

Por ahí se dice que esto es lo más parecido a una guerra que nos va a tocar vivir. Como no tenemos bola de cristal, no sabemos si será verdad, pero lo cierto es que de la sensación de irrealidad de los primeros días -durante los cuales nos tomábamos las normas un poco a nuestro gusto-, hemos pasado a la estupefacción y al miedo a golpe de titulares. Bueno, y de WhatsApp. Llegan cientos de mensajes cada día. Muchos humorísticos, que nos ayudan a relajarnos por unos segundos. Otros informativos, contando la cantidad de gente infectada que hay en los hospitales madrileños -que están saturados-, la cantidad de gente que muere -muchas personas mayores con sistemas inmunológicos debilitados, pero también otros más jóvenes y sanos- y la cantidad de recursos que los gobiernos van a tener que poner sobre la mesa para compensar la brutal caída de la actividad económica que está provocando el cierre de toda la actividad comercial.

Encontrar papel higiénico es difícil. Y arroz. Y zanahorias. Pero de momento tenemos de todo y estamos tranquilos en casa. 

Hoy hemos tenido que salir al ortodoncista porque a L. le había salido un objeto no identificado en la encía, junto a los brackets. La carretera estaba vacía. Las calles de Madrid estaban vacías. Hay muchos autobuses, porque el transporte público sigue funcionando para permitir desplazarse a las personas que siguen trabajando. Pero iban todos vacíos, sin excepción.  

Miramos de reojo, sin querer darle aún la importancia que tiene, a las noticias que llegan de China y EEUU, donde parece que están comenzando los ensayos clínicos de una vacuna. Mientras tanto, vamos perdiendo la cuenta de los lavaplatos que hemos puesto ya. 


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