Desconfía (de tu desconfianza)
J. volvía un día de farra a las tantas de la mañana. Iba caminando por la calle detrás de una chica y en algún momento pensó que ésta estaba preocupada por su presencia. Decidió pasarla, para que no tuviera miedo, pero cuando lo hizo, se chinó pensando que ella quería atracarle y por eso se había dejado rebasar. Su suposición se vio confirmada cuando vio que la chica se acercaba precisamente al portal de su casa. "Ahora abre la puerta, me empuja, entra conmigo y me atraca en el portal", pensó. Así que decidió pasar de largo. Pero inmediatamente se dio cuenta de que no tenía ni un chavo en el bolsillo. Lo más que le podía quitar era su móvil, que era una mierda.
Resultó que era una vecina, así que acabaron echándose unas risas, porque ambos habían tenido la misma preocupación. Nunca habían hablado hasta ese día, pero se fueron a tomar la penúltima en un after donde, según J., había una buena combinación de música rock y minis de kalimotxo. Al final era un tugurio con espectáculo porno en vivo, pero seguían sirviendo vino con Coca-Cola. No está claro quién flipó más, si ellos con el garitazo en el que se habían metido, o el personal que trabajaba allí, viéndoles llegar con la idea de tomarse unos minis como si aquello fuera un bar cualquiera de Malasaña.
Es un flipe de historia, pero si conocieras a J, no te extrañaría nada que le ocurriera algo así.
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